lunes, 6 de mayo de 2013
sábado, 19 de enero de 2013
SE FUERON LOS YARUMOS BLANCOS
SE FUERON LOS YARUMOS BLANCOS.
(Cecropia telealba)
Año de 1492
Plantado en lo alto de aquel alto
Traído de otros cerros de la selva
Llegó con el vuelo de aves
De variados picos y colores que eligieron
Este bosque para hacer su nido.
Emplumados se posaron en la fronda
Fue un arco iris la montaña nuestra
Entre trinos, gorjeos, cantos, arrullos y reclamos
Cual bandada de alegres campesinos
Sembraron digeridas las semillas del Yarumo.
Y el paisaje fue el teatro de la orquesta
Cada percha en las floridas ramas
El atril de cantos de alegría.
Serenata enamorada escucharon las colinas
Igual que se escuchó después en los balcones.
Rápido superaste el dosel del monte
Tus hojas blancas motearon los relieves
Tus ramas extendiste como brazos
Pródigas ofrecieron tu despensa a los que trinan
A las aves, a las hormigas, a las abejas y a los
monos.
Año de 1500.
Bajo las hojas de un Yarumo Blanco.
Un cusumbo roía frescos brotes
Y un oso hormiguero de gran cola
Puso su lengua como trampa
A una fila de hormigas que por el tronco iban.
Cansados unos Españoles de buscar Dorados
Hicieron de palma y de bahareque
A la usanza de los indios unas chozas.
Aprendieron a cultivar la roza
Y a la ahuyama le dijeron calabaza.
Y el hambre hizo lo que no la indiana resistencia
Se aquietaron las espadas
Y en los cerros resonaron golpes de hachas
Cayeron los robles, los cominos crespos, los guamos
Y los Yarumos Blancos vieron iniciada su extinción del
Alto.
Las indias parieron hijos de indios y también de
españoles
Y las pocas españolas parieron hijos de españoles
Que iniciaron la casta de Señores, de blancos
gamonales.
Y envueltos en hojas de Yarumos Blancos
Llevaron a la roza los fiambres de carne de venado con
arepas.
Con ramas y troncos de Yarumos Blanco
Hicieron cerbatanas, sonoros troncos, palos de agua.
Convidaron a la fiesta para marcar el cambio de la
luna
El día de la Virgen, la rogativa por el agua para la
cosecha
Y fabricaron tucos para guardar tesoros, pólvora y la
sal.
Año de 1504.
Una bandada de tucanes esmeralda
Degustando las
miles del Yarumo
Vieron pasar encadenados y azotados por el látigo
Rumbo a las minas de Guaca y del Zancudo
Un grupo de negros Africanos, sin saber si cantaban o
lloraban.
Días más tarde a un negro grande
Que descansaba en la boca de la mina
Un árbol de Yarumo Blanco le regaló una rama
Con ella fabricó un Guasá llenándolo de piedrecillas
Y en la noche su lamento cató con novel instrumento.
Años más tarde un príncipes negros esclavizado en esa
mina
Organizó a la sombra una revuelta,
Y en lo profundo de la selva donde platean con la luna
los Yarumos
Hizo un palenque y allí murió de viejo el cimarrón
aquel
Soñando ir a África de vuelta.
Año de 1540.
Como vigía en atalaya de la cumbre
Asomado a las vertientes del Cauca, Sabaletas y la
Horcona
Tu blanca cresta oteó el camino de Nutabes y Catios,
Con Toné al frente, armado de su arco y de su flecha
A tu sombra expiaron el paso de conquistadores.
Con vanguardia y retaguardia.
Alertas y asustados, con el yelmo calado
El pecho tras metales, el escudo en la izquierda
Y lista la espada en la derecha
Así pasaron los conquistadores bajo el Yarumo Blanco.
Años de 1541.
Iba el Mariscal Jorge Robledo a la cabeza
Embelesado con los reflejos plateados del Yarumo
Miró desde la orilla del majestuoso Cauca
Por un momento dejó de pensar en El Dorado
Y entre espejismos vio El Plateado sobre el cerro.
Aguas abajo siguió y antes de torcer hacia El Atrato
Fundó a Santa Fe la Hidalga.
Y los que allí dejó asentados
No dejaron de mirar con ansias, codicia y avaricia
Los cerros donde El Yarumo Blanco plateaba.
Famélicos: caballero Andaluz y su cabalgadura
Y mozos de a pié y un grupo de indios apresados
Los colonos llegaron a lo alto del Alto del Yarumo
Soñando que oculto entre el espesor de la neblina
Encontrarían hermoso ídolo de oro, plata y esmeraldas.
Al llegar mambiaban coca revuelta con cenizas de
Yarumo
Les urgieron entregar rescates, cortaron la garganta
del Cacique
Gritaron, golpearon y amarraron al cepo a los más
fuertes.
Y fueron ofrendados con maíz, ahuyamas, capachos de
sal
Y unas laminillas de oro, y el español mostró sonrisa
mueca.
Desde las ramas del Yarumo Blanco
Las Tangaras picoteaban la dulzura de los frutos
Vieron pasar avanzadas hacia Guaca y Titiribí,
Y al cerro de las minas de carbón.
Y regresar con sal, carbón y unas pepitas de oro.
Años de 1600.
En un yarumal que blanqueaba al lado de un arroyo
Se escucha arrullar a una torcaza en su follaje
Y una parvada de guacharacas alzó su griterío
Y una cayó entre la hojarasca seca.
Cuando estallaron escopetas en el monte.
Afeitó su tonsura un misionero
Lavó en la quebrada su raída sotana
Aflojó y remendó con bejucos sus sandalias
Y antes de dormir a la sombra del Yarumo Blanco
Piadoso rezó las vísperas en su viejo breviario.
Y por aquellos años las hojas de Yarumo y la
higuerilla
Con la llegada del plátano a estas tierras
Comenzaron a dejar de ser las preferidas
Para envolver los fiambres y almacenar tomates.
Los Dominicos lo trajeron y de ahí su nombre Dominico.
Año de 1730
Al ritmo de Perico Ligero o mejor llamado Perezoso
Que aferrado a los troncos del Yarumo
Y alimentándose exclusivamente de sus hojas,
Pasó más de un siglo
de lenta y perezosa historia.
Pasaron reyes de España y sus virreyes en América.
Pasaron las recuas de mulas
Que llevaban y traían
Semillas, sillones, sierras y sandalias.
Productos, pertrechos, personajes y pilones.
Matronas, misioneros, militares, muertos…
Y en el confesionario en vísperas del Carmen
Les perdonaba Guimilla los pecados
Si a la sombra de Yarumos Blancos
Guácimos, Piñones o Encenillos
Sembraban las semillas doradas del café de Arabia.
Año de 1781.
Bradypus Variegatus simulando estar despierto
Mientras masticaba unos amentos de Yarumo
Escuchó a unos mineros que trajeron la noticia
De que en Guarne había revuelta Comunera.
Exigiendo el derecho al mazamorreo.
Abrieron el fiambre leñadores que charlaban
Al pie del mismo Yarumo Plateado
Se enteró que también los comerciantes de tabaco
Se estaban amotinando en el Socorro
A causa del alza inclemente del impuesto.
José Celestino Mutis embrujado por la flora en 1783,
Por 33 años recorrió las arrugas de la patria
Registró, clasificó y dio nombre
A más de veinte mil especies vegetales
Y entre ellas Cecropia Telealba, El Yarumo Blanco.
Año de 1801
Alexander Von Humboldt guindó en Mompox
De las ramas de un palo de Mamón.
Abrazado al Brazo de la Loba
Tomó nota en sus folios de follajes plateados
Que salpicaban los ceros del cañón del Cauca.
Exploradores en canoas y sobre balsas
Prefirieron seguir esquivando los caimanes
Que hasta Honda los siguieron
Camufladas bajo la umbra de Yarumos
Los saludó el griterío de las loras.
Año de 1810
Azulejos, perdices, Barraqueros,
De noche murciélagos y monos
De Santa Fe de Bogotá hasta el Alto del Yarumo
Llevaron la noticia del Cabildo Abierto
Libertad, libertad, sonó en el eco
Año de 1814.
Igual al golpe de negros sobre tucos de Yarumos
Un pájaro carpintero telegrafiaba un mensaje
Se silenció la selva sólo el toc, toc toc, de
carpintero
Juan del Corral liberó a los hijos de esclavos
La guerra que se avecinaba necesitaba más soldados.
Libertarios y nuevos liberados cerraron filas.
Que tiemblen Chapetones, la guerra seguirá
Los cerros blancos moteados de Yarumos
Tendrán crestas sangrantes como volcán rabioso
Hasta que el ultimo realista se valla de esta tierra.
Año de 1815.
Paciente Perico Ligero colgando de la rama del Yarumo
Supo que para apaciguar a los rebeldes criollos
Había desembarcado en Cartagena
El Pacificador Morillo y había declarado:
Fusilen a Caldas que España no necesita sabios.
Fue en el año de 1816 cuando el gran sabio se lamentó
De su Negra y Larga Partida,
Partió como mártir pero nos dejó en sus escritos
De la Expedición Botánica el amor por fauna y flora
Y es por eso que la Cecropia y Bradypus aun lo lloran.
Año de 1819.
Tu copa blanca abres como hospedero techo
En el Alto del Yarumo poco supiste de la independencia
Ni el bichofeé, ni el Gallito de Roca, ni el Tominejo
te contó
Del Pantano de Vargas, ni del Puente de Boyacá
Poco a poco se fueron realistas y patriotas
Pero llegaron Godos, Cachiporros, Manzanillos,
Centralistas y Federalistas.
Todos en bandas, piquetes o cuadrillas.
Simulaban ser ejército, escuadrón, brigada.
Armados de palos, machetes y escopetas.
A la sombra de tus bellas hojas lobuladas
Se desarrolló la Patria Boba.
Tal como hoy todos prometen ser Mesías
Prometen libertad, educación, techo y salud.
Pasan los días encima del Yarumo Blanco y el olvido
queda
Año de 1850.
Llegaron y también pasaron como los arrieros:
Leñadores, cosecheros, aparceros
Peones, capataces, gamonales, ganaderos,
Destiladores de ron y de aguardiente
Contrabandistas de tabaco y cafeteros.
Y camuflados entre la neblina
Y abanicando con sus hojas el verano
Por las faldas de Armenia Mantequilla
Habitados por trinos, por monos, por hormigas
Se extendía una mancha de Yarumos Blancos.
Por allí Pasó Simón de Rivas Murga
Alférez real quien disque era dueño de estas tierras
Con Juan y Francisco Guzmán
A quienes se las dio Don Juan Vélez de Salamanca
Y ladrón de Guevara.
Qué bien puesto este último apellido
Pues todos fueron y serán ladrones
Y el Yarumo milenario es testigo
De que estas tierras fueron de Nutabes
Y asesinados ellos las heredamos nosotros.
En septiembre de 1868 Pedro Justo Berrío
Nombró al Alto de la Mantequilla Corregimiento
Y en 1894 la Asamblea de Antioquia
Lo convirtió en municipio independiente.
Independiente para qué? aun no se sabe.
Se sembraron cafetales, platanales y cañadulzales
Todos moteados de Yarumos Blancos
Y a su sombra los peones de las fincas
Sembraron hijos en las Chapoleras
Conquistadas con tiples y bandolas.
De aquel tiempo a esta parte
Murieron muchos que nos antecedieron
Los Yarumos blancos duraron poco más,
Pero cansados de ver morir a tantos Mantequillos
Se fueron yendo con otros que migraron.
Año de 1948
Con un berrido que recordará la historia
Mientras el Doctor Castaño se tomaba un aguardiente
Yo, solo con mi madre
Saludé desde la alcoba la llegada a éste mundo
Y en Colombia inaugurábamos la violencia.
Igual como se fue la paz y las palomas blancas
Tal como la Paz no ha regresado desde entonces
También se fueron de mi pueblo los Yarumos Blancos
Y los que sus ramas frecuentaban: Los colibríes
El gorrión, los toches, las mirlas, los turpiales.
El Bichofeé, el cardenal, las loras.
Los monos perezosos, los cusumbos, las ardillas.
La perdis, los carriquíes, las guacharacas
El Yarumo blanco era su alimento, su alar, su casa.
Sólo deambulan perdidas por esas lomas las hormigas.
Año de 1950
Por las orillas de Cauca, por la Herradura
Pasaron incendiando las haciendas
Unos grupos de extraviados Bandoleros
Algunos mentirosos dicen que luego pasaron
guerrilleros
Y disque para defendernos llegaron los paracos.
¿Defendernos de qué y de quienes?
Seguimos sin saberlo y debe ser mejor no averiguarlo.
Aparecieron los sábados muertos en los caminos:
Gomelitos de pueblo, robagallinas y mariguaneritos
Y ni volvió la paz ni los Yarumos Blancos.
En los pocos montes que quedan en mi pueblo
Huérfanos de los Yarumos Blancos
Se esconden ermitaños campesinos,
Dulces cantos de aprendices de poetas
Humilde y tímida se esconde la belleza.
Se esconde la esperanza
Asustada por tanta algarabía
Viven ocultas las semillas del Yarumo Banco
En las noches de luna hacen rogativas
Para que llueva y broten sus hojas como pañuelos
blancos.
Año de 2013. León M.N.
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